La inspiración

Hoy dejamos de lado la Serieteca para abordar un tema que llevaba un tiempo queriendo tratar: la inspiración.

Una pregunta muy recurrente a cualquier persona cuyo trabajo necesite un proceso creativo, y que en alguna ocasión me han hecho, es esa de “¿Y de dónde sacas la inspiración?” Suele ser una pregunta que nos coge a todos desprevenidos y cuya respuesta suele ser un escueto “No sé, simplemente te viene”, que generalmente tomamos por válida, pero a lo cual llevo tiempo dándole vueltas.

Aunque antes de profundizar más en ello, vayamos al origen de la palabra. Como todos sabréis llamamos inspirar a ese acto de llenar con oxígeno los pulmones en contraposición de la expiración, es decir, expulsar el dióxido de carbono que no necesitamos para vivir. Este mismo significado es el que hizo que ya en la antigua Grecia se acuñara el término “inspiración” como asociación al brote de creatividad. Para los griegos suponía un estado de éxtasis en el que la divinidad exhalaba esa creatividad directamente desde sus pulmones hasta los del artista, poetas en este caso. No es de extrañar esta asociación de ideas, pues los oráculos realizaban sus predicciones “inspirados” por los vapores volcánicos de las cavernas a los cuales otorgaban un origen divino.

Con el paso del tiempo fue asociándose a un proceso natural más patente en determinadas personas, como un don que hace que uno sea más o menos creativo, algo seguramente más cercano a la idea que podamos tener hoy en día de ese proceso creativo. Más recientemente y con la aparición de la psicología conseguimos localizar la inspiración en la psique humana, tratándose de procesos desarrollados en el subconsciente del artista.

Sea como fuere, tradicionalmente se ha asociado la creatividad a un proceso prácticamente azaroso donde la implicación directa del creador es relegada a un segundo plano. Sí, aceptamos que existe una sensibilidad mayor en determinadas personas a la hora de tener ideas, pero seguimos aceptando que es una técnica involuntaria donde las musas siguen teniendo un papel fundamental. Mi pregunta es, ¿realmente somos tan ajenos a ese proceso?

Seguramente hace unos años mi respuesta hubiera sido un simple sí. Las ideas aparecen prácticamente sin más en nuestra cabeza y a partir de ahí es donde realmente comienza nuestro trabajo. Pero con el paso de los años me he ido haciendo consciente de cómo se desarrolla esa inspiración en mi cabeza. Me he dado cuenta de que se trata de un proceso activo en el que la mente, que nunca deja de trabajar, procesa todas las cosas que vemos, oímos, sentimos, y en ocasiones las convierte en ideas únicas y originales. A veces tengo la sensación de que se trata de una conversación entre nuestro subconsciente y nuestra consciencia en la que, trabajando mucho, podemos hacer surgir dicha inspiración y donde creo que tiene más peso la capacidad imaginativa de una persona que una mayor sensibilidad a la inspiración divina.

Pongamos dos ejemplos, uno genérico y otro personal. Estás en la calle y ves pasar un coche muy rápido saltándose un paso de cebra en el que una persona espera para cruzar. Si tu mente es imaginativa de inmediato empezarás a dibujar posibles escenarios que podrían haber ocurrido: La persona había empezado a cruzar, pero se aparta a tiempo y recrimina al conductor su actitud, la persona es atropellada y el conductor se da a la fuga, para evitar llevarse por delante al peatón el conductor tiene que hacer una maniobra evasiva y acaba sufriendo un accidente.

¿Alguna vez has sido consciente de un proceso de este tipo en tu cabeza? Para mí ese es el germen de la inspiración. Lees algo en un libro o en un periódico, escuchas una conversación, presencias cualquier cosa mientras trabajas o viajas en el autobús, y tu mente comienza a trabajar sobre eso que acabas de vivir. Con tu experiencia, ideales, vivencias… le vas dando diferentes formas y enfoques que a veces, y solo a veces, se convierten en la semilla de una idea.

Vayamos al segundo caso, al personal. Es un tema que ya he tratado con anterioridad, pero del que volveré a hablar porque fue la primera vez que fui consciente del proceso creativo en mi mente. Viajando en metro tenía los cascos puestos y algo de lo que escuché en una canción me hizo ponerme a pensar en la reciente pérdida de un ser querido. Comencé a darle vueltas a tal hecho tan terrible, recordando a todas aquellas personas a las que había perdido, y aquellas que habían sufrido personas cercanas a mí. “Vaya absurdo es esto de la vida” -pensé- “Venimos al mundo a morir, y a ver morir”. Y poco a poco empecé a desarrollar toda una teoría en mi cabeza. Conforme más la iba desarrollando, más me iba dando cuenta de que le estaba dando forma a una especie de manifiesto. Saqué mi móvil y empecé a hacer un boceto rápido de las ideas clave que había tenido para poder plasmarlo sobre el papel cuando llegara a casa.

Bajé del tren en mi estación y comencé a andar hacia la casa de mi novia dándole vueltas a qué podría hacer con todo aquello. No podía escribir un relato, ni un cuento, ni nada parecido. Como ya he dicho me parecía un manifiesto, y me parecía algo que se alejaba mucho de mi campo de confort como incipiente escritor que me consideraba. ¿Y si lo colgaba en Internet tal cual? ¿Y si se convertía en viral (por aquel entonces no se utilizaba este término, pero nos sirve para entender mejor lo que pasaba por mi cabeza) y la gente se daba cuenta de que lo que decía era verdad? ¿Y si eso acababa provocando toda una crisis moral y de valores en nuestra sociedad? “Vaya tonterías tienes…” -me volví a decir- “pero… ¿Y si lo que tienes es una idea para algo más grande? No un relato, ni un cuento, ¿Y si acabas de tener una idea para una novela?” Y así fue, muchos años más tarde, pero así fue.

Con el paso del tiempo he seguido teniendo ideas completamente “espontáneas”, pero cada vez he ido siendo más consciente de cómo se ha desarrollado ese proceso al que llamamos inspiración en mi mente. ¿Qué quiero decir con esto, que es algo que podemos controlar? No, ni mucho menos. Creo que sigue existiendo una gran carga de azar en todo esto, ya sabéis: la idea justa en el momento preciso. Lo que realmente quiero transmitir es que la inspiración no es un hongo que nace porque sí en determinadas condiciones, sino que se trata de algo maravilloso de lo que podemos formar parte de forma consciente, la importancia de desarrollar nuestra imaginación, de tener un diálogo constante en nuestra cabeza que nos ayude y guíe, de la necesidad de empaparnos de todo lo que podamos: libros, películas, juegos, vivencias… aprender a absorber toda la información que podamos y que nos ayude a darle forma a cosas nuevas.

The Walking Dead

Pueden leer con tranquilidad, los spoilers serán advertidos.

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Quería haber esperado un poco más para escribir sobre la serie más hypeada de los últimos meses, pero me lo venía pidiendo el cuerpo desde que volví a empezar a ver The Walking Dead. He de reconocer que, a pesar de haber comenzado a verla cuando la estrenaron en España, me acabé cansando tras finalizar la segunda temporada. Hace tiempo que llevaba planteándome volver a verla desde el principio otra vez, pero mi mujer se ha resistido a hacerlo hasta que recientemente, supongo que en parte a ese bombo que se le ha dado previo al estreno de la séptima temporada, empezamos a devorar capítulos. ¿Y qué nos parece? Pues que a pesar de que tenga una historia buenísima y que engancha sobremanera, es muy mala. Pero tratemos eso tras las oportunas presentaciones.

Creada y producida por Frank Darabont y basada en la novela gráfica homónima de Robert Kirkman, fue estrenada en 2012 por AMC y actualmente se encuentra en emisión su séptima temporada, estando ya confirmada una octava para finales del año que viene. La acogida por parte del público creo que no tengo que explicarla, ya que cualquiera que tenga redes sociales o lea cualquier tipo de información habrá quedado saturado ante la ingente cantidad de carteles y noticias que ha inundado Internet en los últimos meses. Sus ratings son envidiables, han batido varios records de audiencia y acumula nominaciones de todo tipo en diferentes premios.

Para todos aquellos que no la conozcáis, y antes de colocar el letrero de “Atención, Spoilers”, la serie trata de un sheriff, Rick Grimes, que despierta de un coma en un mundo asolado por un apocalipsis zombi, aunque aquí se les llama caminantes a los muertos vivientes. Comenzará entonces su lucha por sobrevivir y encontrar a su familia, su mujer Lori y su hijo Carl. Compartirá este viaje con multitud de personajes como Shane, su compañero en la policía, Andrea, Glenn, Maggie… y así casi hasta el infinito. Aviso, esta serie bebe de las mismas aguas que Juego de tronos, es mejor no encariñarte demasiado con ninguno de los personajes, ninguno.

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[ATENCIÓN, SPOILERS]

Entonces, ¿Por qué digo que es mala? ¿Por qué quiero que me odie tanta gente? Partamos de la base de algo que ya he dicho al principio: su argumento es bueno y sus capítulos enganchan desde el principio, pero los fallos que tiene… son de traca.

La evolución y desarrollo de los personajes es creíble, sus relaciones, cómo se van adaptando al entorno y a las circunstancias… y todo por lo que van pasando y cómo lo superan es la parte que engancha. El campamento de Atlanta, el Centro de Control de Enfermedades, la granja, la cárcel… y esos enemigos épicos más allá de los caminantes que son la tónica general, como el Gobernador. Me gusta mucho la forma en que se muestra la degeneración de la raza humana ante una situación tan límite, y cómo los psicópatas tienen un lugar prácticamente asegurado en un apocalipsis a nivel mundial.

El problema viene cuando hay que ir enlazando eventos. Tengo la sensación permanente de que a los guionistas se les ocurren dos escenas buenas, y no se preocupan por conectarlas de una manera lógica. En multitud de ocasiones evitan dar explicaciones de por qué ocurren las cosas aunque estén cogidas con pinzas de tender. ¿Ejemplos?

“Quedaría bien que Hersel acompañara a Rick y a Daryl para que hable con la mano derecha del gobernador” Pero no se molestaron en pensar lo absurdo que es mandar a un señor de setenta años a esa reunión. Ni es comprensible que condujera cuando le faltaba una pierna. De hecho, cuando para el coche se mira el muñón como diciendo: Hey mirad, conduzco con una sola pierna y no solo no lo ocultamos, sino que lo mostramos orgullosos.

Vale, puede sonar a paranoico. Pero, recordáis todas esas escenas en las que Michonne es capaz de andar entre los muertos sin que la miren (y no hablo de cuando lleva a los dos zombis atados). El momento culmen es cuando le dice a Carl que se espere fuera del bar que ella recoge la foto de dentro, donde está infestado de zombis, y simplemente te la muestran entregándole la foto, no hay que explicar cómo ha acabado con todos los muertos porque sería poco creíble.

O cuando hacía falta tener un coche preparado para perseguir a uno de los vehículos del hospital de Atlanta que tiene a Beth recluida, así que filmamos una escena absurda en la que Carol tiene el coche arrancado y la única explicación que da es que no sabe por qué lo estaba haciendo.

Lo dicho, de traca. Pero va más allá. Abusan de las escenas largas sin sentido y de los silencios. En cuanto a lo primero pondré de ejemplo la escena en la que el grupo sale de la iglesia en busca de los caníbales de Terminal, vemos cómo salen y cómo se alejan, la cámara se mueve lentamente hasta enfocar el cartel que indica el nombre de la iglesia y pasa sus buenos 10 segundos (el tiempo en televisión es oro) en plano fijo hasta que por la esquina aparecen los caníbales, y nos tragamos cómo recorren la mitad del camino. Todo ello sumado al absurdo de que desde que el grupo de Rick sale de la iglesia sabes qué va a pasar, y tienes que “disfrutarlo” durante todo un largo minuto.

En cuanto a los silencios… supongo que algún día alguien con más tiempo libre que yo hará uno de esos estudios que nadie necesita en los que medirá cuánto tiempo pasan hablando y cuánto con silencios innecesarios, y el resultado será impactante. Y no hablo de silencios justificados como en los casos en los que huyen de zombis, donde los gestos cobran mayor importancia. Hablo de silencios sin más porque faltaban 3 minutos de metraje para completar el capítulo.

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¿Mi conclusión final? Os animo a verla a todos los que no la hayáis visto, pero teniendo en cuenta de que sentiréis insultada vuestra inteligencia.

Malviviendo

Pueden leer con tranquilidad, los spoilers serán advertidos.

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Me parece que ya hemos pasado mucho tiempo al otro lado del charco y por ello hoy toca hablar de una serie nacional que no solo fue todo un éxito en internet, sino que supuso la puesta en escena de un grupo de amigos y profesionales que se han convertido en el espejo en el que todos aquellos que luchamos por nuestros sueños nos gustaría mirarnos. ¿No conoces Malviviendo?

Todo surge a finales de 2008 cuando un grupo de amigos que comparten una pasión, el mundo audiovisual, decide crear un capítulo piloto a modo de video currículo ante la falta de oportunidades laborales. Quizá os suene la famosa historia del primer capítulo grabado con tan sólo 20 euros (aunque múltiples veces ha sido matizada por sus integrantes), en el que sin apenas medios consiguieron una gran repercusión a través de YouTube. Al no aparecer ninguna oferta de trabajo decidieron darle continuidad a aquel capítulo piloto creando la web serie Malviviendo, desarrollándose a través de 10 capítulos a lo largo de los últimos meses de 2008, todo 2009 y comienzos de 2010, comprendiéndose tal dilación en el tiempo para tan pocos capítulos a los lógicos problemas con los que se iban encontrando al ser un equipo amateur que ofrecía su producto de manera gratuita a través de internet, siendo el factor económico el más importante.

Finalmente deciden montar su propia productora, Diffferent Entertainment, gracias a la cual empiezan a realizar diferentes trabajos remunerados (Videoclips, anuncios, series para canal sur, e incluso cortos y una película), sacando tiempo para realizar una segunda (2011/12) y tercera (2013/14) temporadas como un regalo para todos aquellos fans que les acompañaron desde los comienzos de Malviviendo y que les ayudaron a establecerse en el medio.

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He de reconocer que siento cierta debilidad por todos los integrantes de este magnífico y prolífico grupo por la razón argumentada al comienzo, el verles crecer desde prácticamente la nada, y el que sean tan agradecidos con todos sus seguidores.

Mi primer contacto con ella fue gracias a una de sus magníficas costumbres, parodiar las intros de las series más famosas, en este caso Dexter. Me recomendaron verla tan solo por el genial homenaje que le hacían al mourning routine de Dexter, y me enganché a la serie. A lo largo de las tres temporadas que duró hicieron intros inspiradas en Me llamo Earl, Cómo conocí a vuestra madre, Orange is the New Black,…

¿Y qué podemos encontrar en sus capítulos? Una obra de arte callejera y sin censurar. El Negro, el Kaki, el Zurdo y el Postilla, un gorrilla, un exmilitar paralítico, un camello y un ladrón narcolépsico tendrán que lidiar con los conflictos del barrio: el dinero, las drogas, la prostitución, los mafiosos… Podemos ver cómo los protagonistas lucharán por mejorar su vida en el ficticio barrio sevillano de los banderilleros, alejándose paulatinamente de las calles y sus negocios oscuros.

LO MEJOR: El poder ver una serie que no ha tenido que pasar por los filtros de la “censura” de la televisión. Siempre se ha dicho que es una serie pensada para toda la gente que ha quedado con sus amigos en el banco de un parque con una litrona, en esa delicada línea entre lo legal y lo ilegal, todo en clave de humor.

Y el habernos dado a conocer a estos grandes profesionales de los que seguiremos hablando.

LO PEOR: Precisamente el público tan específico para el que está creado hace que no todo el mundo pueda verla y disfrutarla.

Y ya sé que este es el “LO PEOR” más flojo de todos, pero la devoción que siento por esta serie y sus creadores hace que me sea imposible decir nada más.

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El último hombre en la Tierra

Pueden leer con tranquilidad, los spoilers serán advertidos

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Seguimos con humor, que nunca está de más poder echarse unas risas. Una serie que he de reconocer dudé de su efectividad, pero que hoy me rindo a sus pies a pesar de contar tan solo con dos temporadas completas y una tercera recién estrenada en Estados Unidos, The last man o Earth, es decir, El último hombre en la Tierra.

Nacida muy recientemente, en mayo de 2015 de la mano de la todopoderosa FOX, en septiembre del mismo año veía la luz su segunda entrega, siendo creada y protagonizada por Will Forte.

Sus capítulos de unos veinte minutos encierran la historia de Phil Tandy (Will Forte), el último hombre vivo en la Tierra tras ser asolada ésta por un virus mortal. La serie arranca con el protagonista recorriendo Estados Unidos en busca de más supervivientes, llenando las carreteras con mensajes de “Hombre vivo en Tucson” (Una población de Arizona). Tras hacer todo aquello que se le antoja a lo largo de todo Norteamérica y volver a su población natal, acaba decidiendo acabar con su existencia, momento en que descubre que no está solo en el mundo.

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Se encontrará así Phil con una especie de antítesis de sí mismo. Él es vago, desastroso, egoísta y algo machista mientras que Carol (Kristen Schaal), es todo un personaje peculiar, ordenada, chillona y estrambótica. A partir de su encuentro iremos viendo cómo lo difícil de la situación y la paulatina aparición de nuevos personajes tanto masculinos como femeninos van complicando la existencia del simplón del protagonista.

LO MEJOR: Capítulos cortos con risas prácticamente aseguradas, la combinación perfecta para uno de esos días en los que te apetece desconectar el cerebro y pasar un rato divertido, toda una joya del humor absurdo que alcanzó su máxima expresión con Malcolm in the middle pero enfocado a un público adulto.

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LO PEOR: En una serie cuya primera norma es la de buscar la carcajada, no podemos esperar una trama especialmente compleja. Aunque podamos encontrar episodios que finalizan con muy buenos cliffhangers, e incluso algunos giros narrativos nada despreciables, todo queda supeditado al humor. Eso sí, a pesar de su simpleza, engancha.

The Big Bang Theory

Pueden leer con tranquilidad, los spoilers serán advertidos

Pasemos el testigo a una de las sitcoms más famosas y exitosas de los últimos años y que recientemente acaba de estrenar su flamante ¡¡décima!! temporada. La comedia favorita  de millones de frikis alrededor del mundo, The Big Bang Theory.

Nacida en 2007 de la mano de la cadena estadounidense CBS y creada por Chuck Lorre y Bill Prady, ha superado la barrera de los doscientos capítulos casi sin despeinarse, logrando mantener muy buenos datos de audiencia y sin apenas perder su esencia. Actualmente no se da por cerrada la serie con esta décima temporada y ya se especula con una tanda más como mínimo.

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La serie arranca cuando Penny, una chica preciosa, se traslada al piso de enfrente de dos frikis de libro: Leonard y Sheldon, dos físicos teóricos de escasas habilidades sociales que trabajan en la universidad, quedando Leonard completamente prendado de la joven rubia. Pero no todo queda aquí, ya que contaremos con unos secundarios de lujo desde el principio, Raj y Howard, dos amigos y compañeros de trabajo de los protagonistas muy peculiares, y poco a poco el grupo irá aumentando con la aparición progresiva de las parejas de los protagonistas, Bernadette y Amy. Podemos ir acompañando a los personajes desde su juventud tardía hasta la madurez, viviendo el desarrollo de sus relaciones, sus trabajos, matrimonios y embarazos. Y no todo queda aquí, ya que contamos con toda una serie de personajes recurrentes que ayudan a aderezar la serie, como es el caso de Stuart, el dependiente de la tienda de cómics favorita de los protagonistas, un pobre diablo al que todo le sale mal.

LO BUENO: Cómo una serie tan específica ha conseguido calar entre un público tan amplio. Conozco gente de todas las edades a los que les encanta, desde niños de ocho años a personas de setenta.

El buen rollo que hay entre el equipo de actores, visible en pantalla y que se contagia. Me encantan esas escenas donde se les nota una carcajada real, o una risa ahogada por no tener que cortar.

Y su frescura. Estos días viendo los últimos capítulos de esta décima temporada nos seguimos riendo con las mismas ganas que al principio, todo un logro como consiguen hacerte soltar una carcajada en cualquier momento.

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LO MALO: Los múltiples problemas que continuamente escuchamos sobre las renovaciones, casi siempre motivadas por el dinero. Periódicamente tenemos que leer las disputas que hay para que firmen los nuevos contratos porque siempre piden más dinero, estando ya todo el elenco entre los mejores pagados de la televisión ¡Maldito caballero Don Dinero!

Eso, y que poco a poco se van acercando a la línea en la que se pierde la originalidad. Sé que esto entra en conflicto con la frescura que os comentaba más arriba, y aunque sea cierta esa originalidad, paulatinamente nos damos cuenta de cómo un personaje está demasiado explotado, o cómo tienen que variar determinados aspectos de alguno de ellos para no hacerlo repetitivo. Quizá vaya siendo hora de plantearse un final digno cuando aún están en la cresta de la ola.

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The Following

Pueden leer con tranquilidad, los spoilers serán advertidos.

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En la lista de series sobre las que iré hablando hay un apartado para todas aquellas que nos dejaron de forma prematura víctimas de audiencias insuficientes o programadores televisivos despiadados, y la serie de la que hablaremos hoy bien podía estar junto a ellas localizadas aunque consiguiera llegar hasta la tercera temporada.

Comienza con un riff de guitarra lento, pero potente. Varias notas simples que colocadas una detrás de otra consiguen un efecto hipnótico. Y sí, no solo estoy hablando de The Following, sino de la majestuosa Sweet Dreams de Marilyn Manson, la canción que daba inicio a cada capítulo y con la cual ya se te preparaba el cuerpo para los tres cuartos de hora de intriga y acción que te esperaban. El problema fue que en la tercera temporada dejaron de utilizarla, y la serie poco a poco fue decayendo, al menos para el espectador medio (para nosotros fue un trauma que la cancelaran tras el final tan potente y abierto que dejaron).

Las cartas con las que jugaba The Following eran magnificas, pocas veces recuerdo haber visto el tráiler de una serie tan intenso. ¿La idea? Un asesino en serie cuyo ritual estaba basado en la obra de Edgar Allan Poe consigue escapar de la cárcel y reúne todo un séquito de asesinos en serie que le seguirán en una oleada de asesinatos que asolará Norteamérica y que pondrá en jaque al FBI. Desarrollada por FOX desde el año 2012 al 2015, fue creada por Kevin Williamson y entre su reparto contaba con Kevin Bacon en el papel de Ryan Hardy, el agente principal del FBI, James Purefoy como Joe Carroll, el asesino en serie que escapará de la cárcel o Natalie Zea, exmujer de Carroll y expareja de Hardy.

Desde un primer momento esta serie de intriga policíaca te atrapará en sus complejas tramas manteniendo un mismo argumento durante las dos primeras temporadas, la persecución de Joe Carroll. Seguramente su caída en desgracia en la tercera temporada se debió al cambio argumental cuando aparcan a Carroll como enemigo principal para pasar a perseguir a algunos asesinos aparecidos en la segunda temporada, aunque manteniendo al seguidor de Edgar Allan Poe como actor recurrente, aunque encerrado en la cárcel. Este punto lo analizaré más adelante porque contiene peligrosos SPOILERS.

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LO MEJOR: Los altos niveles de tensión a los que te lleva. Continuamente estás pendiente de los juegos de la secta de asesinos en serie que capitanea Carroll, atento al siguiente movimiento o asesinato. En ese sentido quedé maravillado con una escena del undécimo capítulo de la primera temporada en la que Kevin Bacon entra en unos túneles junto a una compañera para buscar a algunos de los seguidores de Carroll, a oscuras, tan sólo iluminados por sus linternas. Los juegos de luz y sombras en los que se desarrolla toda esta escena en la que tú eres capaz de ir intuyendo a los perseguidos acechar a los perseguidores sin que estos se den cuenta son técnicamente perfectos, consiguiendo llevarte a un estado de ansiedad elevado durante todo ese momento.

Y que los buenos no sean unos buenos de libro. Son seres humanos que persiguen a una secta  de asesinos en serie que cometen atrocidades brutales, lo cual provoca la desesperación de los agentes del FBI que los persiguen. El desarrollo del personaje de Kevin Bacon es sublime, teniendo no solo ciertos problemas con el alcohol derivados de la investigación y sus consecuencias, sino también todo un cambio de mentalidad sobre cómo actuar contra estos asesinos.

LO PEOR: Estirarla más de la cuenta. Como muchos de los seguidores habituales de series sabemos hay algunos casos de ideas que surgen con un número de capítulos finito, como es el caso de The Following: la huida de la cárcel y persecución de un peligroso asesino en serie y su séquito de locos seguidores. Obviamente esto tenía un final previsto en dos temporadas, ya fuera con su detención, muerte, o huida definitiva, pero como suele ocurrir en estos casos, el éxito de la serie y la renovación por nuevas temporadas la condenó. Tener que aparcar al carismático Joe Carroll para que Ryan Hardy pudiera continuar persiguiendo a otros asesinos hizo que la serie perdiera gran parte de su interés.

[SPOILERS]

He de reconocer que temía llevarme una decepción con esta serie ya que, como he comentado con anterioridad, el listón había quedado puesto tan alto con el tráiler que habían hecho que no sabía si iban a ser capaces de mantener las expectativas.

Y vaya si supieron. Desde un primer momento “picas” en el anzuelo de Joe Carroll y vas cayendo en sus trampas junto a los agentes del FBI. Sabes que va a escapar y no sabes cómo, sabes que sus seguidores van a matar a todo aquel que pueda, y aun así te sorprenden. Y paulatinamente van avanzando en su escalada criminal hasta límites prácticamente imposibles. Cada masacre era peor que la anterior, cada vez que veías a alguno por la calle con una máscara de Poe temías por la vida de todos y cada uno de los viandantes.

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Y la serie avanzaba bien. El final de la primera temporada era magnífico y quedaba preparada una segunda que prometía, y mucho. Y de nuevo cumplieron metiendo a todos nuestros queridos psicópatas en una secta con luchas de poder y mayores locuras y sangrías, incluyendo nuevos personajes que le dieron impulso a la serie.

Y llegó la tercera, el momento en que The Following debía volver a empezar de nuevo o quedarse estancada, y ni lo uno ni lo otro. Quisieron hacer una transición lógica manteniendo al equipo de agentes del FBI como protagonistas aparcando a un lado a Carroll, llevando a primera plana a un nuevo asesino en serie de la mano de la trama que había quedado abierta al final de la segunda temporada. ¿Todo correcto, verdad? El problema fue que no supieron dejar de lado al “bueno” de Joe Carroll. Lo mantuvieron como personaje recurrente desde la cárcel, dejándonos en una situación un tanto extraña en la que por un lado deseabas que lo ejecutaran de una vez por todas, o que volviera a escapar y que fuera lo que Dios quisiera. Pero ahí seguía, manteniendo conversaciones forzadas con Hardy y confundiéndonos.

Personalmente creo que el mayor acierto de la tercera temporada fue ponerle la inyección letal al asesino protagonista de buena parte de la serie, finalizó el capítulo y podíamos continuar disfrutando de los capítulos siguientes. De hecho lo hicimos, la disfrutamos, nos gustó cómo continuó y el final de esta parte de la serie, con un Ryan Hardy completamente desatado fingiendo su muerte, preparado para una cuarta entrega de The Following persiguiendo psicópatas desde las sombras, pero la audiencia había hablado. Hasta siempre.

Dexter

Pueden leer con tranquilidad, los spoiler serán advertidos.

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Volvemos a dar un paso atrás para recordar una de las primeras series a las que me enganché por recomendación de una buena amiga: Dexter, serie que, además, tiene el valor añadido de estar basada en la novela Dexter: el oscuro pasajero de Jeff Lindsay, la cual supone también el inicio de una serie de novelas centradas en tan curioso personaje.

Dexter es un joven forense especializado en manchas de sangre de la policía metropolitana de Miami cuyo padre adoptivo era un policía que le acogió después de que su madre fuera asesinada brutalmente delante de él cuando apenas tenía 3 años. Este acontecimiento marcará tanto a Dexter que nacerá su oscuro pasajero, el otro hobby de nuestro protagonista: el asesinato en serie. La particularidad de este policía forense/asesino en serie radica en que su padre, consciente de su problema, le enseñó un código y un sistema para evitar ser capturado y que su necesidad tuviera un propósito: matar tan sólo a asesinos.

A lo largo de ocho temporadas iremos viendo cómo evoluciona el protagonista tanto en el plano personal como en el “profesional”, viviendo toda una serie de acontecimientos que irán modificando su forma de ser y sus métodos de asesinato en algunas ocasiones. Dexter tendrá que aprender a ser marido, amante, padre, hermano, compañero… a la vez que resolver conflictos internos en cuanto a su padre, el nacimiento de su oscuro pasajero y el final hacia el que le lleva.

Es interesante destacar las diferencias que podemos encontrar entre la serie televisiva y la literaria. La primera temporada y la primera novela prácticamente son idénticas, cada capítulo es una gran adaptación de todo lo que ocurre en el libro. A partir de ahí sus caminos se separaron completamente, apareciendo siete libros más que nada tendrán que ver con la serie. La evolución de Dexter es completamente diferente, así como los personajes que aparecen y desaparecen y los argumentos.

Estrenada en 2006 por Showtime duró en antena hasta 2013, con una muy buena temporada y de nuevo un pésimo capítulo final, aunque en este caso no es una opinión únicamente mía, sino tremendamente repetida por todos los seguidores de la serie. Hasta tal punto fue criticada que incluso surgió la idea de hacer una película para televisión dándole un nuevo final a Dexter, pero nunca llegó a producirse.

Durante las ocho temporadas que estuvo en activo mantuvo un reparto coral muy atractivo: Rita, Debra, Ángel Batista, Masuka… que nos fueron ayudando a entender  los cambios sufridos en Dexter y a ir amenizando cada temporada con tramas paralelas.

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LO MEJOR: Sin duda alguna la idea en la que se basa la serie. Como en una ocasión le preguntaban a Michael C. Hall (Dexter en la ficción), ¿Quién no se ha planteado nunca la posibilidad de matar a alguien que realmente lo tuviera merecido? Dex es un antihéroe: mata, sí, pero solo a asesinos. Cada vida que sesga nuestro psicópata favorito está ahorrando un montón de muertes más.

Y la intro de cada capítulo, esa mourning routine de Dexter que nos acerca desde el primer momento del día al asesino que es.

LO PEOR: El doblaje al español. Evidentemente no es algo que podamos recriminarle directamente a los creadores de la serie ni a los actores, al revés, si acudimos a la versión original de Dexter esto queda subsanado, pero ver esta serie doblada al español es terrible. Por una parte está el problema de que al desarrollarse en Miami, donde hay una gran comunidad cubana (hispanohablante), hay situaciones donde la diferencia de idiomas es importante, algo que ver directamente en español hace que pierdas matices (Y sí, soy un férreo defensor del visionado de las series en Versión Original Subtitulada).

Luego está el doblaje en sí mismo. El trabajo de Michael C. Hall original es tremendo, hace que se te ericen los vellos del cuerpo, pero su versión castellana… da risa. El propio actor alucinó en El Hormiguero cuando le pusieron la voz española, muy alejada de ese tono frío, calculador y psicópata que él le imprimió al personaje.

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[SPOILERS]

Como comentaba al principio poco tienen que ver la serie televisiva con la literaria, más allá de la primera temporada y el primer volumen, prácticamente iguales exceptuando el final, donde en los libros la hermana de Dex será consciente del problema de su hermano, algo que no ocurre en la serie hasta las últimas temporadas.

Las diferencias entre ambas son amplias, ya que las tramas y personajes son completamente diferentes desde que separen sus caminos, con tramas y personajes completamente diferentes, aunque quizá la separación más importante sea la humanización del personaje en televisión, mientras que en las novelas cada vez se vuelva un poquito más oscuro. Del mismo modo, el oscuro pasajero de Dexter será una especie de alegoría feliz que haga el protagonista en televisión, mientras que en las novelas se convierte en algo místico, dándonos a veces la sensación de que se trata de un esquizofrénico, y otras que es un verdadero ente que puede llegar a conectar de forma remota con otros oscuros pasajeros. Pero hoy nos centraremos en el formato audiovisual.

Ya hemos dicho que el gran arco argumental de la serie es la progresiva humanización del personaje a lo largo de las temporadas, todo ello canalizado a través del Dexter padre adoptivo y más adelante biológico, el novio y marido, el viudo, el amante,… Esto no quiere decir que deje de cometer asesinatos, esa línea se mantiene inamovible en cada capítulo, pero el psicópata carente de sentimientos que conocemos al principio acaba siendo, prácticamente, un ser humano normal y corriente al que le gusta matar y descuartizar a sus víctimas.

Por el camino iremos encontrando los grandes opuestos de nuestro protagonista, asesinos en serie como su hermano biológico que él desconocía, un fiscal con su propio oscuro pasajero, un jardinero/despellejador… y uno de los mejores asesinos de toda la serie, el Asesino del Día Final, todo un juego de luces y sombras con el espectador, la policía e incluso el propio Dexter.

Y el final… al igual que comentaba en el caso de Person of Interest, después de varias exitosas temporadas donde el único pero que se le ponía a la serie era esa humanización del psicópata, y una fantástica última temporada, cierran con un último capítulo para el olvido. Dexter engañando a todo el mundo haciéndoles creer que está muerto tras ahogarse con su embarcación en una tormenta (realmente es milagroso que se salve de la muerte con las olas gigantes y su pequeño barco de recreo), para salvarles de su verdadero yo, el del oscuro pasajero.

Siempre he querido pensar que fue un guiño a todos los que pedíamos un verdadero psicópata libre de sentimientos como el que podíamos encontrar en los libros, y que por mucho que lo intentó no pudo convertirse en un humano completo, por lo cual tuvo que alejarse de todos aquellos a los que quería, aunque realmente el resultado fue desastroso. Habíamos asistido durante cientos de capítulos a la humanización de Dexter para acabar con dos minutos de “lo sentimos, no pudo ser”, dejándonos con muy mal sabor de boca.

Orphan Black

Pueden leer con tranquilidad, los spoiler serán advertidos.

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Pasamos de la última serie de la que nos hemos despedido a una de las más recientemente descubiertas: Orphan Black, una de las joyas de Netflix que recientemente ha sido premiada, muy justamente a mi parecer, con el Emmy a la mejor interpretación femenina dramática.

De nuevo nos sumergimos en el mundo de la ciencia ficción de la mano de Sarah Manning, una huérfana un tanto díscola que presenciará el suicidio de una mujer idéntica a ella. Tras usurpar su identidad descubrirá un temible secreto, tanto ella como la suicida, y un buen puñado más de mujeres son clones creados por una empresa científica dirigida por los Evolucionistas, una facción que defiende la selección evolutiva a partir de adelantos científicos. Pero no será el único bando al que tenga que hacer frente, ya que también se encontrará con los Proletianos, ultra religiosos que las consideran abominaciones a los ojos de Dios y que utilizan a una de sus “hermanas” para acabar con todas ellas.

Sarah irá conociendo con el paso del tiempo a diferentes clones que le ayudarán en su particular cruzada: Cosima, Allison, Beth, MK, Helena,… Pero no sólo será capaz de sobrevivir gracias a la ayuda de estas particulares sestras, sino que también contará con el apoyo incondicional de su madre adoptiva y antigua huelguista británica, Siobhan, su hermano de acogida, Félix, e incluso su hija, Kira, una parte fundamental de la trama.

En este caso no hablamos de una serie que venga precedida de grandes nombres. Creada por Graeme Manson y John Fawcett, y protagonizada por Tatiana Maslany, fue estrena en 2013 en en canal Space canadiense y en la BBC estadounidense.

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LO MEJOR: La lluvia incesante de ideas que evita que te aburras de una serie donde un montón de clones tiene que conseguir: Uno, que no las maten las que quieren eliminarlas. Dos, que no la controlen quien las quiere utilizar como un experimento científico. Tres, curar una enfermedad autoinmune que las mata. Realmente toda la serie orbita en torno a estas tres ideas, y en ningún momento te cansas de ellas.

La actuación de Tatiana. Ya lo comentaba al principio, le acaban de dar un Emmy muy merecido, interpreta múltiples versiones de sí misma, y acabas siendo capaz de identificarlas a todas y cada una de ellas incluso cuando se disfrazan. La actuación, muy bien apoyada por el doblaje al castellano que ha tenido, es impecable en ese sentido.

Los efectos especiales. Todos conocemos trucos de cámara para hacer que un mismo actor aparezca dos veces en la misma escena, pero conseguir que cinco clones con sus respectivas parejas compartan una cena en la que interactúan todos entre sí es sublime.

Y Helena.

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LO PEOR: ¿¡10 capítulos por temporada!? ¡Pero qué es esto! Eso, y que en un par de ocasiones introducen la trama con calzador. Recordad que ya hemos hablado sobre que realmente hay 3 problemas para las clones, y aunque consigan que no se haga pesado, sí que en algún momento en el que retoman la acción de una forma un tanto abrupta.

Y las muertes/no-muertes, algo que generalmente me molesta mucho. Si matas a un personaje, mátalo, no lo resucites a los tres capítulos diciendo que la bala no le dio porque tiene el corazón en el lado contrario por una anomalía genética.

La verdad es que es una lástima que necesitemos leer la sinopsis de una serie para empezar a verla, el momento en que una desconocida Beth se quita los tacones y los coloca al lado de su bolso en el suelo de un andén de metro y mira a Sarah un segundo antes de lanzarse al tren que acaba de entrar en la estación, descubriendo que son idénticas, sería tremendo.

Recientemente ha sido confirmada una quinta y última temporada que dejará la serie cerrada. La esperaremos con ansia para poder acabar de analizar la serie.

Person Of Interest

Podéis leer con tranquilidad que los Spoilers serán advertidos.

Seguramente debería haberme costado algo más elegir la primera serie sobre la que hablar, pero he de reconocer que no ha sido así. A lo mejor debería haber empezado con la primera serie a la que me enganché, la favorita de todo el mundo o mi favorita, pero no, he decidido empezar con la última, la última serie de la que nos hemos despedido: Person of Interest.

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Basada en una idea de Jonathan Nolan (hermano del famoso Christopher Nolan) y guionizada por él mismo y J. J. Abrams (Menudo cartel de presentación, ¿no?) fue estrenada en septiembre de 2011 en la CBS y finalizó recientemente con una muy buena quinta temporada. En España se ha podido ver en Calle 13 (cable) y en abierto en LaSexta bajo el título: Vigilados, Person of Interest.

¿Y de qué va la serie? Harold Finch, interpretado por Michael Emerson (Benjamin Linux en Perdidos), es un informático multimillonario que tras el 11 de Septiembre crea por encargo del gobierno estadounidense una “máquina” capaz de predecir ataques terroristas. Pero esta “máquina”, una verdadera supe inteligencia, puede prever cualquier tipo de acto violento que implique muertes. Ante la negativa del gobierno norteamericano de implicarse en esas predicciones no relacionadas con el terrorismo, Finch decide organizar un equipo junto a John Reese (Jim Caviezel, Jesucristo en La Pasión de Cristo), el típico ex–boina verde, ex–cia, ex–operaciones especiales capaz de matar a 40 asesinos entrenados él sólo tras haber recibido algún disparo en alguna parte no mortal del cuerpo.

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Recuerdo que no teníamos ninguna serie que ver y empecé a buscar por internet alguna interesante hasta que di con esta. Como ya he comentado más arriba el cartel de presentación era bastante bueno, implicaba al hermano de un muy buen director, al creador de una de las mejores series que han pasado por la televisión, y en pantalla nos ponían a uno de los personajes de esa misma serie y a otro muy famoso. Vimos un par de capítulos tras los cuales no tuve muy claro cuánto duraríamos viéndola: parecía tratarse de la típica serie policíaca con una fuerte carga de acción en la que todos los capítulos seguirían un mismo guion. La máquina les proporciona el número de la seguridad social de alguien que no saben si es agresor o víctima, le investigan, clonan su móvil, determinan su implicación en la trama, se pegan y disparan, y generalmente todo sale bien. A mí me gustaba, aunque suponía que mi mujer acabaría cansándose de ella.

Pero sus creadores se guardaban un as bajo la manga, un pequeño hilo que al comienzo parecía ser tan solo el conductor de la trama, pero que poco a poco fue adueñándose del argumento llevándola a un nivel muy diferente. Explotan la fórmula sin agotarla, solucionando el problema antes de que se cree, lo cual les permite seguir usándola durante la última temporada sin dejar sabor a rancio. Iremos encontrando con el devenir de los capítulos grandes enemigos a batir por nuestros protagonistas, desde toda una organización criminal dentro de la propia policía a una verdadera oponente para la máquina.

Por otra parte iremos conociendo a lo largo (sobretodo) de la primera temporada a toda una serie de personajes que se irán convirtiendo en enemigos acérrimos del equipo de Finch o en estrechos colaboradores. Fusco, Zoe, Carter, Root, Elias, o el más importante, Samaritano.

LO MEJOR: Sin duda alguna, la trama. Pese a que roza en algunos momentos la ciencia ficción, en ningún momento se tratan temas excesivamente alejados de la realidad. De hecho las cuestiones que abordan son muy actuales: la seguridad de internet, la carga moral de espiar a los ciudadanos para evitar crímenes, la privacidad,… sin dejar de lado temas más habituales como el amor, la amistad… En todo momento mantiene el suspense y la tensión actualizando continuamente los problemas que van surgiendo para no hacerse repetitiva.

Por otra parte, el que prácticamente cada capítulo está coprotagonizado por uno o varios personajes nuevos (las víctimas o agresores) hace que pase por Person of Interest toda una serie de actores que te irán sonando si eres aficionado a estas. Actores y actrices de Lost, Dexter, Broadwalk Empire… algo que para los seriéfilos como yo nunca deja de ser agradable.

LO PEOR: Que la interpretación de dos de los personajes que más tiempo ocupa en pantalla sea bastante pobre. Jim Caviezel tiene el mismo registro que Chuck Norris, y Michael Emerson, quizá muy limitado por los problemas físicos de la persona a la que interpreta, apenas cambia de expresión en los más de cien capítulos de la serie.

Y el capítulo final. Algo en lo que parezco no estar de acuerdo con mi mujer, pero que no me gustó en absoluto. No es que sea malo, es que no está, ni de lejos, a la altura del resto de la serie, algo que explico mejor en la siguiente parte, solo apta para aquellos que no temen los Spoiler, o ya hayan visto la serie completa.

 [SPOILERS]

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Podríamos dividir la serie en dos partes. Una primera donde los grandes enemigos a batir son HR, una organización de policías corruptos que domina la ciudad y Elias, un mafioso decidido a controlar todos los actos delictivos desde la sombra, mientras tanto, nuestros protagonistas tendrán que solventar los casos que les va lanzando la máquina, a veces relacionados con otros mayores, siendo en otras ocasiones casos aislados.

En el transcurso de dichas operaciones irán apareciendo los demás integrantes del equipo: Fusco, un policía corrupto salvado por Reese; Carter, la investigadora de homicidios que comienza dando caza al “hombre del traje” (El propio Reese); Root, toda una contrincante decidida a dar libertad a la máquina; pero no sólo ellos, Shaw, una agente que pasa de víctima a colaboradora, e incluso el mafioso Elías.

También irá apareciendo Control, un organismo del gobierno decidido a tomar el control de la máquina, algo a lo que Finch se negará. Podemos establecer el final de la primera parte de la serie cuando el equipo de Harold Finch logre detener a Control en uno de sus intentos por tomar la máquina, momento en que aparecerá el verdadero enemigo de nuestra Súper Inteligencia Artificial(SIA): Samaritano.

Hasta este punto la serie nos muestra como el gobierno norteamericano quiere disponer de una SIA que le ayude a tener bajo control a toda la ciudadanía, evitando no sólo el terrorismo, sino la delincuencia, las enfermedades, la sobrepoblación,… Por ello, Control encarga la creación de Samaritano, una versión mejorada y libre de la máquina, de lo cual se derivan nefastas consecuencias. Los protagonistas son contrarios a que esta segunda SIA opere por considerar que trasgrede completamente todos los derechos civiles básicos, ya que no solo monitoriza cualquier actividad realizada a través de todas las cámaras, dispositivos electrónicos, gps, micrófonos…. conectados a algún tipo de red, sino que además interfiere de forma directa para guiar todos los aspectos de la vida de la población, recurriendo al asesinato si es necesario.

Al enfrentarse a ella, Samaritano dará dos opciones a Reese, Finch y el resto del equipo: unirse a ellos o desaparecer, dando como resultado dos temporadas llenas de tensión en la que los protagonistas de la serie tendrán que vivir en la clandestinidad luchando por evitar que esta SIA llegue a dominar el mundo, batallas en las que Samaritano suele salir victoriosa.

Al final de la serie se descubre que la única forma de parar a Samaritano es lanzar un virus que destruiría ambas SIA, algo que finalmente acaba ocurriendo a costa de la vida del “hombre del traje”, nuestro querido John Reese. Personalmente creo que el tono general del último episodio es bastante soso y descafeinado para el ritmo que se mantiene durante toda la serie. No es uno de esos capítulos en los que acabas de pie y aplaudiendo, sino más bien con cara de… la muerte de Reese es muy forzada. Aún así, finalizó con uno de esos discursos que te ponen la piel de gallina por parte de la máquina:

Y lo que descubrí es que el momento que a menudo importaba más, el momento en el que descubres quiénes eran realmente… A menudo era el último. Alguien me preguntó una vez si había aprendido algo de todo ello. Así que déjame decirte lo que aprendí. Aprendí que todos mueren solos. Pero si significas algo para alguien… Si ayudaste a alguien… O amaste a alguien… Si siquiera una persona te recuerda. Entonces tal vez nunca mueres de verdad. 

Y acaba con todos vivos y muy bien menos el bueno de John, recibiendo la misma llamada en la misma cabina que en el primer capítulo de la serie, tan sólo que en este caso es Shaw la que coge el teléfono, dejándonos al menos un final un tanto abierto.

¿Por qué una serieteca?

He pensado que sería buena idea explicaros por qué voy a comenzar a trabajar en la Serieteca, una sección del blog en la que os iré comentando las diversas series que veo o he visto.

Este sitio nació como un trampolín de presentación de mi primera novela, Manifiesto, y mía como escritor. Cualquier gurú de internet me recomendaría convertirlo en un blog literario para atraer a un público lector que quiera acceder a aquello a lo que escriba, y he de reconocer que durante mucho tiempo le he dado vueltas a la forma correcta de hacerlo, sin encontrar una respuesta clara.

Haciendo un acto de honestidad conmigo mismo me di cuenta de que no me considero nadie para hablaros de literatura. Aclaración: Sí, he leído unos cuantos millares de libros y creo que es algo que podría hacer, pero existen muchas y muy buenas páginas que ya lo hacen, y volviendo a la honestidad, simplemente no me apetece.

Así que me planteé ¿Con qué podría mantener ocupado a este blog? Y la solución era sustentarlo con dos de mis pasiones: todo lo que vaya escribiendo y haciendo como escritor, y las series.

Y llegamos al quid principal de este post, ¿Por qué series? Allá por 2004 empezaba a ver una serie que comenzó a programar TVE, Lost. Tras diversas tribulaciones que desgranaré cuando hable de la misma más detenidamente acabé tremendamente enganchado a ella, y fue el origen de una verdadera adicción. Empezaron a hablarme de otras muchas series: Dexter, Doctor Who, Mujeres Desesperadas, Urgencias… y yo las fui devorando. En este momento tendría que dejar de hablar en singular y empezar a utilizar el plural, porque como un buen yonki conseguí convertir a mi pareja en otra adicta.

En la actualidad es prácticamente el único formato televisivo que consumimos, nos sentamos a comer o a cenar y encendemos la televisión para ver un capítulo de nuestra serie favorita del momento para acabar zampándonos dos o tres seguidos.

Pero es una pasión que va algo más allá. Me encanta comprarme muñecos y figuras de todas esas series que me han marcado, tengo ropa de las mismas, e incluso me descubro sacando lecciones vitales de ellas.

Hola, mi nombre es Javier y soy adicto. Soy seriéfilo.