The Following

Pueden leer con tranquilidad, los spoilers serán advertidos.

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En la lista de series sobre las que iré hablando hay un apartado para todas aquellas que nos dejaron de forma prematura víctimas de audiencias insuficientes o programadores televisivos despiadados, y la serie de la que hablaremos hoy bien podía estar junto a ellas localizadas aunque consiguiera llegar hasta la tercera temporada.

Comienza con un riff de guitarra lento, pero potente. Varias notas simples que colocadas una detrás de otra consiguen un efecto hipnótico. Y sí, no solo estoy hablando de The Following, sino de la majestuosa Sweet Dreams de Marilyn Manson, la canción que daba inicio a cada capítulo y con la cual ya se te preparaba el cuerpo para los tres cuartos de hora de intriga y acción que te esperaban. El problema fue que en la tercera temporada dejaron de utilizarla, y la serie poco a poco fue decayendo, al menos para el espectador medio (para nosotros fue un trauma que la cancelaran tras el final tan potente y abierto que dejaron).

Las cartas con las que jugaba The Following eran magnificas, pocas veces recuerdo haber visto el tráiler de una serie tan intenso. ¿La idea? Un asesino en serie cuyo ritual estaba basado en la obra de Edgar Allan Poe consigue escapar de la cárcel y reúne todo un séquito de asesinos en serie que le seguirán en una oleada de asesinatos que asolará Norteamérica y que pondrá en jaque al FBI. Desarrollada por FOX desde el año 2012 al 2015, fue creada por Kevin Williamson y entre su reparto contaba con Kevin Bacon en el papel de Ryan Hardy, el agente principal del FBI, James Purefoy como Joe Carroll, el asesino en serie que escapará de la cárcel o Natalie Zea, exmujer de Carroll y expareja de Hardy.

Desde un primer momento esta serie de intriga policíaca te atrapará en sus complejas tramas manteniendo un mismo argumento durante las dos primeras temporadas, la persecución de Joe Carroll. Seguramente su caída en desgracia en la tercera temporada se debió al cambio argumental cuando aparcan a Carroll como enemigo principal para pasar a perseguir a algunos asesinos aparecidos en la segunda temporada, aunque manteniendo al seguidor de Edgar Allan Poe como actor recurrente, aunque encerrado en la cárcel. Este punto lo analizaré más adelante porque contiene peligrosos SPOILERS.

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LO MEJOR: Los altos niveles de tensión a los que te lleva. Continuamente estás pendiente de los juegos de la secta de asesinos en serie que capitanea Carroll, atento al siguiente movimiento o asesinato. En ese sentido quedé maravillado con una escena del undécimo capítulo de la primera temporada en la que Kevin Bacon entra en unos túneles junto a una compañera para buscar a algunos de los seguidores de Carroll, a oscuras, tan sólo iluminados por sus linternas. Los juegos de luz y sombras en los que se desarrolla toda esta escena en la que tú eres capaz de ir intuyendo a los perseguidos acechar a los perseguidores sin que estos se den cuenta son técnicamente perfectos, consiguiendo llevarte a un estado de ansiedad elevado durante todo ese momento.

Y que los buenos no sean unos buenos de libro. Son seres humanos que persiguen a una secta  de asesinos en serie que cometen atrocidades brutales, lo cual provoca la desesperación de los agentes del FBI que los persiguen. El desarrollo del personaje de Kevin Bacon es sublime, teniendo no solo ciertos problemas con el alcohol derivados de la investigación y sus consecuencias, sino también todo un cambio de mentalidad sobre cómo actuar contra estos asesinos.

LO PEOR: Estirarla más de la cuenta. Como muchos de los seguidores habituales de series sabemos hay algunos casos de ideas que surgen con un número de capítulos finito, como es el caso de The Following: la huida de la cárcel y persecución de un peligroso asesino en serie y su séquito de locos seguidores. Obviamente esto tenía un final previsto en dos temporadas, ya fuera con su detención, muerte, o huida definitiva, pero como suele ocurrir en estos casos, el éxito de la serie y la renovación por nuevas temporadas la condenó. Tener que aparcar al carismático Joe Carroll para que Ryan Hardy pudiera continuar persiguiendo a otros asesinos hizo que la serie perdiera gran parte de su interés.

[SPOILERS]

He de reconocer que temía llevarme una decepción con esta serie ya que, como he comentado con anterioridad, el listón había quedado puesto tan alto con el tráiler que habían hecho que no sabía si iban a ser capaces de mantener las expectativas.

Y vaya si supieron. Desde un primer momento “picas” en el anzuelo de Joe Carroll y vas cayendo en sus trampas junto a los agentes del FBI. Sabes que va a escapar y no sabes cómo, sabes que sus seguidores van a matar a todo aquel que pueda, y aun así te sorprenden. Y paulatinamente van avanzando en su escalada criminal hasta límites prácticamente imposibles. Cada masacre era peor que la anterior, cada vez que veías a alguno por la calle con una máscara de Poe temías por la vida de todos y cada uno de los viandantes.

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Y la serie avanzaba bien. El final de la primera temporada era magnífico y quedaba preparada una segunda que prometía, y mucho. Y de nuevo cumplieron metiendo a todos nuestros queridos psicópatas en una secta con luchas de poder y mayores locuras y sangrías, incluyendo nuevos personajes que le dieron impulso a la serie.

Y llegó la tercera, el momento en que The Following debía volver a empezar de nuevo o quedarse estancada, y ni lo uno ni lo otro. Quisieron hacer una transición lógica manteniendo al equipo de agentes del FBI como protagonistas aparcando a un lado a Carroll, llevando a primera plana a un nuevo asesino en serie de la mano de la trama que había quedado abierta al final de la segunda temporada. ¿Todo correcto, verdad? El problema fue que no supieron dejar de lado al “bueno” de Joe Carroll. Lo mantuvieron como personaje recurrente desde la cárcel, dejándonos en una situación un tanto extraña en la que por un lado deseabas que lo ejecutaran de una vez por todas, o que volviera a escapar y que fuera lo que Dios quisiera. Pero ahí seguía, manteniendo conversaciones forzadas con Hardy y confundiéndonos.

Personalmente creo que el mayor acierto de la tercera temporada fue ponerle la inyección letal al asesino protagonista de buena parte de la serie, finalizó el capítulo y podíamos continuar disfrutando de los capítulos siguientes. De hecho lo hicimos, la disfrutamos, nos gustó cómo continuó y el final de esta parte de la serie, con un Ryan Hardy completamente desatado fingiendo su muerte, preparado para una cuarta entrega de The Following persiguiendo psicópatas desde las sombras, pero la audiencia había hablado. Hasta siempre.

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