La Lanza Ensangrentada

De casta le viene al galgo, que se suele decir.

Durante todo el tiempo que duró la promoción de Manifiesto repetí varias veces el origen de mi amor por la literatura, la lectura, y la escritura: mis padres. Ya he hablado de los miles de libros que ocupan una habitación entera de mi casa a la que tenemos a bien llamar «la biblioteca«, el amor que me transmitieron por los libros, la costumbre de estar siempre leyendo alguna novela… germen de lo que muchos años más tarde se traduciría en mi primera novela.

Hoy puedo decir que la saga continúa, aunque en este caso no es el hijo el que sigue al padre, sino todo lo contrario. El 4 de diciembre salía a la luz «La Lanza Ensangrentada«, la primera novela de Matías Moguel, mi padre. En ella podréis encontrar historia, acción, misterio, y altas dosis de humor. Así la describe él mismo:

«Todos creemos conocer parte de la Historia, en realidad conocemos muy poco. En Masada año 70 DC comienzan a conjuntarse ciertas circunstancias que desembocan en la actualidad. Una forma distinta de ver la Historia, con humor e intrigas imposibles. La lanza de Longinos viaja a través del tiempo y del espacio hasta nuestros días. Una forma nueva de ver la Historia en clave de humor negro.«

Y como no, en estas fechas tan señaladas que se nos vienen encima, os pongo a tiro el regalo perfecto. Una novela de la que no solo disfrutaréis, sino que también podréis aprender algo y divertiros. Sé que esta presentación puede parecer escasa, pero ya  me vacié en una carta que escribí para ser leída el día de la presentación del libro, el 21 de Diciembre en Peñarroya-Pueblonuevo (Córdoba), al que todos quedáis invitados.

Te deseo toda la suerte del mundo, y que sea el primero de muchos.

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Un viaje a tu interior

Hoy hago algo que debería haber hecho hace meses. El 20 de marzo de este año se publicaba «Un viaje a tu interior«, y para entonces yo ya tenía entre mis manos un ejemplar debidamente dedicado. ¿Y por qué me ha costado tanto escribir sobre ella? Porque su autor, Alfonso García-Donas Sepúlveda es algo más que otro escritor para mí, tanto, que si repasáis las dedicatorias de Manifiesto, encontraréis su nombre, y no podía escribir esto a la ligera. Amigos desde hace más 15 años, no se trata solo de una de las personas en las que más confío y de las que más quiero, sino que le considero un padre y un hermano en este arte de escribir. No en vano, él fue la primera persona que me animó a escribir cuando apenas éramos unos adolescentes. Para muestra, un botón: Peligro: Versos Sueltos, un blog de poesía en el que ambos escribíamos hace unos años en el que llegamos a publicar tres grandes obras escritas a cuatro manos (1 2 3).

Pero dejando a un lado los recuerdos personales del pasado, hagamos una semblanza un tanto más actualizada y profesional. Cordobés de nacimiento, y tras una pequeña estancia en Madrid en la que comenzó a estudiar periodismo, Alfonso se trasladó a Castellón para descubrir aquello que mejor se le daba: la psicología. Cuando tuvo el título en la mano volvió a hacer las maletas para establecerse definitivamente en Granada, donde estudió el Máster de Psicología Clínica y de la Salud, comenzando aAlfonso durante la presentación de su Un viaje a tu interior labrarse una reputación como profesional al trabajar durante varios años en una asociación dedicada a los jóvenes con problemas. Siempre sediento de nuevos conocimientos consiguió el Experto en Coaching Profesional y el de Gestión Emocional, continuando su desarrollo profesional en una de las empresas de la salud más reputadas de Granada, y en el mundo del Coaching. Todo ello sin dejar de escribir, reflejado en múltiples artículos divulgativos, y «Un viaje a tu interior», la obra que nos ocupa.

Y, ¿Qué podemos encontrar si nos adentramos en sus páginas? «Un viaje a tu interior» es un libro de autoayuda en el que, a través de pequeños relatos, Alfonso nos vuelca sus propias experiencias para ayudarnos a crecer de manera personal. Como él mismo dice: «si la vida fuera un mar, yo tenía un barco muy bonito, grande, con hermosas velas, buena madera para navegar, una tripulación estupenda… Estaba preparado, tenía todo lo que hacía falta para surcar aquel mar, llevaba toda una vida preparándome con creces para ello, pero me faltaba lo más importante: el rumbo. Me di cuenta, entonces, de que se puede tener todo lo que se necesita para vivir y faltarte lo más importante: (…) el PARA QUÉ navegar» . Coge todas sus experiencias vitales, las transforma en exquisitas fábulas y nos las ofrece para que encontremos la moraleja. Y como no podía ser menos en una obra de psicología seria, cada capítulo finaliza con una explicación amena sobre el tema tratado en el relato. Como remate, el autor nos propone ejercicios para poder llevar a cabo lo aprendido, para superarnos a nosotros mismos, e ir haciendo ese  viaje a nuestro interior.

Literariamente me parece una verdadera joya, siempre he tenido debilidad por la pluma 91-V1eXzLYLde Alfonso, y en este Viaje demuestra ser un escritor de primera categoría (valga este texto para aprovechar y recordarle que existe literatura más allá de la clínica ejem, ejem ^^). Si quitáramos el contenido psicológico del libro, seguiría siendo una lectura altamente recomendable compuesta de once cuentos deliciosos. Sumadle todo lo que podéis aprender sobre vosotros mismos a cada momento que paséis juntos, y se convertirá en ese libro que nunca abandonará vuestra mesita de noche. ¿Queréis crecer personalmente, convertiros en mejores personas, conocer como sois realmente? «Un viaje a tu interior» es vuestro libro.

Os dejo este enlace donde aparecen todas las formas en las que conseguirlo, aunque, barriendo para casa, os enlazo directamente a Amazon para poder comprarlo.

No espereis más, aprovechad el verano para comenzar el nuevo cuso como personas completamente nuevas. No dejéis pasar la oportunidad de hacer un viaje a vuestro interior del que jamás os arrepentiréis.

Khronos, historia para todos

Por fin puedo mostraros en qué he estado trabajando los últimos meses. Os presento a la Revista Khronos , un proyecto que intenta acercar la historia de una manera amena y accesible para todos, donde me siento enormemente orgulloso de poder participar. A partir de ahora, y aproximadamente cada dos meses, podréis leer un artículo escrito por mí. Y no solo por ello os animo a haceros seguidores de esta revista, ya que de lunes a jueves publicamos nuevos artículos para que podáis ver la historia de una manera diferente, todos ellos escritos por grandes profesionales. Sin más os dejo con mi primer artículo:

 

Asesinos, drogas y videojuegos. Los asesinos que inspiraron Assassin Creed

Doctor Who

 

PUEDEN LEER CON TRANQULIDAD, LOS SPOILERS SERÁN ADVERTIDOS

Cuando comencé esta pequeña Serieteca tres grandes tótems se presentaban en el horizonte: La mejor serie por aclamación popular, Breaking Bad, mi serie favorita, Sons of Anarchy, y “nuestra” serie, Doctor Who. Pensé que tardaría poco en meterles mano, pero poco a poco me fui viendo impulsado a escribir sobre las nuevas series que iba descubriendo y las dejé apartadas en un cajón. Pero hace poco vi que tenía pendientes un par de capítulos del Doctor, y como siempre disfruté, me emocioné, me encontré envuelto en sus intrigas… Y decidí que había llegado el momento de hablaros de ella.

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Recuerdo un día, casi de madrugada, que estaba solo frente al televisor aburrido. Ya había jugado con el portátil, revisado todas mis páginas webs favoritas, visto un par de capítulos de alguna serie… pero no tenía sueño. Así que hice algo a lo que no estoy acostumbrado: zapping. Fui cambiando con desidia de canal en canal hasta que me topé (¡En el canal infantil Boing!) con una imagen espectacular. Una biblioteca inmensa, tanto que ocupaba un planeta precioso, y a dos personas, un hombre y una mujer, que teorizaban sobre el excesivo silencio que invadía el lugar. Me enganché de inmediato a algo que no sabía siquiera si era una película o una serie, pero donde rápidamente me vi envuelto por elementos que me atraparon: ciencia ficción, misterio, terror, amistad, amor, aventura… ¡Lo tenía todo! Tres cuartos de hora después aparecía en pantalla “Continuará”, y mi corazón quedaba roto. ¿Qué pasaba después? De inmediato busqué qué era aquello que acababa de ver, y con gran alegría veía cómo arrancaba la segunda parte.

Así fue como me enganché al Doctor Who, y es la manera de la que siempre recomiendo empezar a verlo, porque creo que en esos dos capítulos quedan resumidas prácticamente todas las claves de la serie. Hablo del octavo y noveno episodios de la cuarta temporada de la serie, para todo aquel que se quiera animar.

Pero hagamos un poco de historia. Hablamos de una serie de televisión británica producida por la BBC que podemos dividir en dos etapas: la clásica, televisada entre ¡1963 y 1989! y la moderna, retomada en 2005 y que hasta ahora lleva 10 temporadas. Entre tanto encontramos una película de 1996 y diversos capítulos especiales, y es que en el país vecino es una parte importantísima de su cultura popular desde hace la friolera de medio Siglo. Creado originalmente por Sydney Newman, C. E. Webber y Donald Wilson, en su segunda edición el peso creativo lo ha llevado Steven Moffat, el cual, por cierto, se jubila en esta última temporada (Al menos del Doctor). Entre sus logros encontramos un Record Guinness a la serie de ciencia ficción más longeva, infinidad de premios, spin-offs varios (Torchwood, Las aventuras de Sarah Jane), libros, cómics, videojuegos… y unos efectos especiales de primera división.

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La serie se centra en la figura del Doctor, un Señor del Tiempo que viaja a lo largo del espacio-tiempo en su TARDIS, una nave espacial camuflada como cabina de policía azul. Siempre acompañado de algún humano (Dos aclaraciones, suelen ser humanas, y él es extraterrestre), visita diversos lugares del espacio en diferentes momentos de la historia, y se enfrenta a todo tipo de criaturas y seres para resolver problemas, guerras y conflictos. ¿Y cómo hacen para mantener al mismo Doctor durante cinco decenios? Mediante la regeneración: cuando el Doctor queda debilitado y a punto de morir, regenera su cuerpo en el de un nuevo actor (De momento llevamos 13)

Dejar en esto la sinopsis del Doctor Who se me antoja escaso, muy escaso, pero realizar un análisis profundo de esta joya de la televisión me ocuparía cientos de líneas y tampoco os quiero abrumar. Me detendré, pues, en mostraros mi visión sobre la serie para ver si os animáis a verla si es que aún no la conocéis.

Evidentemente uno de sus puntos fuertes es el de la ciencia ficción: él es un extraterrestre, un Señor del Tiempo nada más y nada menos, que se puede permitir ir DONDE quiera, CUANDO quiera, con ese don para encontrar problemas allí donde aterrice. En segundo lugar colocaremos el misterio y la intriga, ingredientes principales de los argumentos de cada capítulo, que se van aderezando con lecciones morales y románticas en segundo plano. Es el momento de destacar sus guiones, pulidos hasta la saciedad. El modelo de desarrollo que sigue la serie es el de temporadas en los que cada capítulo no suele tener conexión con el anterior, pero donde van dando claves que van avanzando hasta juntarse en magníficos finales de temporada. Pues en las diez que llevamos, todavía no he encontrado un cabo suelto (Solo recuerdo un capítulo en el que pensé, le han dado mil vueltas a un concepto que al final no han solucionado. El capítulo acababa y la última imagen lo resolvía. Perfecto).

¿Y por qué nos tiene tan enganchados? ¿Por qué es la que consideramos “nuestra” serie mi pareja y yo? Es imposible de explicar. Tiene algo que consigue que pases cada capítulo interesado e intrigado, cuyos finales son exultantes, que te hacen devanarte la cabeza y ponerte en pie a aplaudir (y lo hemos llegado a hacer) con los créditos. Efectos especiales a la altura, una banda sonora espectacular (incluyendo la canción de la intro, y el mejor sonido del universo: el de la TARDIS), discursos impresionantes, relaciones férreas, lecciones sobre el amor y la amistad… Y algo que no ha conseguido película ni serie alguna, emocionarme hasta el punto de hacerme llorar.

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Si tenéis tiempo, creedme, lo necesitaréis, entregaos al Doctor Who, descubrid que ¡Es más grande por dentro!, el porqué del Who tras el Doctor, lo que es “amar a un amanecer sin esperar que él te ame a ti”, a temer a los Daleks y a los CyberMen, a adorar a los Adypose, a sufrir con la pérdida de un Doctor y encariñarte con el siguiente, tener el tuyo favorito y expresar con su lenguaje extraterrestre tu amor.

WestWorld

Pueden leer con tranquilidad, los spoilers serán advertidos.

No hace mucho me preguntaba una amiga:

– ¿Cuál es nuestra siguiente Breaking Bad o Sons of Anarchy?

Porque sí, series hay muchas que ver y muchas a las que engancharse, pero seamos claros, hablamos de una de esas series que te atrapa desde el principio, de las que te pasas todo el día en volver a casa para ver el siguiente episodio, que cuando termina un capítulo pones el siguiente sin darte tiempo a respirar, de esas que cuando finaliza una temporada buscas en internet cuándo comienza la próxima.

Y la respuesta más lógica – para mí – es Juego de Tronos, aunque claro, ésta tiene los días contados. Pues Eva, me alegra poder decir que ya he encontrado la próxima Breaking Bad, la nueva Sons of Anarchy: WestWorld.

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Pero retrocedamos un poco más. WestWorld llegó con fuerza, consiguiendo grandes cotas de seguidores de forma rápida, e incluso llegando a aparecer continuamente en los periódicos para bombardearnos con noticias sobre la serie. Y a mí, cuando me dan demasiado la tabarra con algo… doy un paso atrás – Juego de Tronos tuvo que esperar cinco años a que le diera una oportunidad por esta razón –. Pasó algo de tiempo e intenté darle una oportunidad, leí la sinopsis, va del oeste “Qué pereza”. “La heredera de Juego de Tronos” decían los periódicos. Llegó el parón invernal y pusieron a hibernar Arrow, The Walking Dead, devoramos compulsivamente lo que Netflix nos ofrecía, y decidí que había que darle otra oportunidad a WestWorld, esa serie de la que todo el mundo hablaba tan bien. Capítulos de una hora de duración “Niveles de pereza a punto de estallar”, pulsé el Play “Oye, pues mola”, setenta minutos después era un fiel seguidor de aquella religión.

Estrenada en octubre de 2016 de la mano de HBO, y por la obra y gracia de Lisa Joy y Jonathan Nolan – Si para esto tuvimos que sacrificar Person of interest, a Dios gracias – está basada en una película, del mismo nombre, de 1973 escrita y dirigida por Michael Crichton. Empezamos fuerte, ¿verdad? Pues agarraos los machos: Evan Rachel Wood (True Blood), James Marsden (X-Men), Jimmi Simpson (Person of Interest, House), Ed Harris y Anthony Hopkins (de estos dos mejor no os doy referencias), entre otros muchos, muchísimos otros, se reparten el peso de esta gran producción donde muy difícilmente os podría señalar a un único protagonista o antagonista, ya que van equilibrando perfectamente la carga argumental de la serie de principio a fin.

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Pero, ¿de qué trata la serie? Porque sí, mucho actor famoso, pero algo de sustancia debe tener. WestWorld es un parque de atracciones futurista ambientado en el Oeste habitado por robots humanoides donde los seres humanos pueden interactuar con los androides para vivir aventuras, o dar rienda suelta a sus instintos más bajos (asesinatos y violaciones), con la tranquilidad de no poder ser dañados por los robots.

Puede parecer poca cosa, pero nos encontramos ante una verdadera obra maestra – y lo digo con total conocimiento de causa – donde el argumento va complicándose para engancharnos a la pantalla. Cada acción y cada diálogo merecen completa atención para poder captar los matices de las múltiples tramas que se nos ofrecen. Los buenos no son tan buenos, los malos no son tan malos, el malo que parecía bueno que al final resulta ser malo, acaba siendo bueno, y viceversa. Trata, no solo en tono de ciencia ficción de la moral y la ética de crear humanoides conscientes y la filosofía de su propia existencia, sino también de la humanidad, la conciencia, la bondad, la maldad, los pecados e instintos…

Y no es únicamente magnífica en cuanto a la historia que cuenta y cómo se desarrolla, en el apartado técnico no podemos ponerle menos de un diez. Lo de la música es una pasada: Ramin Djawadi (Person of Interest, Juego de Tronos) pone la banda sonora de esta serie donde tan solo haré especial atención a la pianola de la cantina donde podremos escuchar Paint it Black, The House of the Rising Sun, Back to black… ¿Las interpretaciones? Sublimes. Los actores que interpretan a los androides consiguen que te lo creas, especialmente cuando reciben órdenes que modifican su comportamiento y actitudes. Y en todos esos apartados que solemos dejar un tanto apartados como la fotografía, la iluminación, los planos,… bordado, con unos efectos especiales realmente bien trabajados.

Por sacarle un pero, que no digáis que me han lavado el cerebro, odio la intro. Odio esas introducciones que duran dos minutos, que la primera vez que las ves te quedas con la boca abierta por lo bien realizadas que están, pero que la segunda ya te cansan.

¿Y por qué decían que es la nueva Juego de Tronos? Con el mismo encargado de la música, una introducción extremadamente larga, escenas de sexo y violencia por doquier, creo que acertaban por completo.

En resumen, os animo encarecidamente a verla, me he tragado los más de seiscientos minutos de la primera temporada en tres días, y ya espero con ansias a 2018 para ver la segunda entrega. Que dure muchos años por favor.

Nación Z

Pueden leer con tranquilidad, los spoilers serán advertidos

Hoy comienzo con una confesión: tengo cierta tendencia por lo cutre. Ala, ya lo he dicho. No sé qué tendrán, pero ciertas producciones realizadas con no demasiado cuidado (por los motivos que sean: falta de presupuesto, de experiencia, intención ex profeso) me acaban llamando la atención. Hablamos de “grandes” títulos como Jesucristo Cazavampiros, Sharknado, ciertas películas turcas, o Nación Z, la serie que hoy nos ocupa.

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De la mano de la cadena SYFY y de la mente de Karl Schaefer y Craig Engler, en septiembre de 2014 nación esta ficción protagonizada Tom Everett Scott, Kellita Smith o Anastasia Baranova, y algunos otros más conocidos como Dj Qualls (El típico secundario de lujo) o Michael Welch, ¡Incluso Harold Perrineau!, el sempiterno Michael de Perdidos. De momento se han emitido 3 temporadas, y ya se ha confirmado una cuarta.

La idea viene rodada en esta nueva era pro-zombies que vivimos: un grupo variado (dos guardias nacionales, un camello/médico, una especie de exprostituta caníbal, dos jóvenes,…) tendrán que escoltar a un ex convicto de punta a punta de los Estados Unidos de América ya que puede ser la última esperanza para salvar a la humanidad.

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Pero vayamos a la chicha, ¿Por qué la tildo de cutre? Baja calidad de video (llamadme snob, pero a las alturas tecnológicas en las que vivimos…), localizaciones repetidas, guiones ramplones, actuaciones simplonas (agravadas por el penoso trabajo de doblaje) y diversas situaciones absurdas. Pero me tiene ultra enganchado.

Tiene mucho, digamos poéticamente que “bebe de las fuentes”, de The Walking Dead, y cierto gusto por lo grotesco que varía desde obligarte a apartar la vista a reírte sin parar. Una buena recomendación para los amantes de lo cutre como yo.

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12 MONOS

Pueden leer con tranquilidad, los spoilers serán advertidos.

Hace poco escribía sobre la ingente cantidad de series que se están creando a partir de ideas sacadas de películas, y como el tono de aquel post era bastante agorero hoy voy a hablaros de una de las que más me han gustado (además tiene algo más de tiempo que esas de las que traté hace poco): 12 monos.

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Basada en la genial película de 1995 (Curiosidad: película que a su vez estaba basada en el film francés La Jetée) de Terry Gilliam y protagonizada por unos muy jóvenes Bruce Willis y Brad Pitt, se estrenó a principios de 2015, recientemente ha finalizado la segunda temporada y está confirmada una tercera. En el apartado técnico, ha sido creada por Terry Matalas y Travis Fickett, la distribuye SYFY aunque Netflix la ha incluido en su catálogo, y la protagonizan Aaron Stanford, Amanda Schull y Kirk Acevedo entre otros.

En la serie nos trasladamos a 2044, futuro en el que una plaga liberada por el ejército de los doce monos ha diezmado a la población. Joe Cole será enviado al pasado para, con ayuda de la Doctora Railly, intentar evitar la liberación del virus y cambiar el futuro.

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Y atención, porque llegan los SPOILERS

Spoilers, además, de la serie y la película. Como habréis comprobado si conocéis la película, las similitudes entre la primera temporada y el film son amplias: el nombre de gran parte de los personajes, así como la función de algunos de ellos, la plaga, el ejército de los doce monos, los primeros errores al enviarle al pasado, … Pero a la vez los cambios son perceptibles en favor de alargar la trama y, a mi parecer, hacerla más interesante.

Una de las claves de la película es una paradoja temporal que viene a decir que el mismo viaje en el tiempo está predestinado y que realmente es la causa del viaje en el tiempo. ¿Qué lío no? Veámoslo así, y voy a echar mano del Doctor Who: Viajas al pasado para conocer a Mozart, y llevas todas sus partituras para que te las firme porque eres un gran fan. Pero al llegar a la Austria del XVIII descubres que el tal Mozart no existe. Atemorizado ante la idea de volver a tu tiempo y no conocer su música, dejas en algún lugar visible todas sus partituras, que serán descubiertas e interpretadas, dando lugar a la “leyenda” de Mozart. ¿Conclusión? La existencia de Mozart dependía de que viajaras atrás en el tiempo y dejaras allí esas partituras.

Aunque el final del film es abierto, la predestinación es la idea base de toda la película, algo que la serie retoma desde un principio para acabar dando un gran salto al final: modifican los sucesos de 2016 creando una línea temporal alternativa.

A lo largo de la segunda temporada ambas paradojas (la de la predestinación y la de las líneas temporales alternativas) se van alternando de una forma magistral, con unos guiones muy bien hilados y que en ningún momento te hacen plantear el que te estén dando gato por liebre ni introduciendo argumentos con calzador.

Del mismo modo, toda la historia de los doce monos y el desarrollo de la epidemia va más allá, ya que descubriremos que el fin último del ejército al liberar la plaga es provocar esos viajes en el tiempo para evitarla, y así poder crear paradojas que destruyan el tiempo mismo. ¿El ideólogo de tamaño plan maligno?

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PARA DE LEER SI NO HAS LLEGADO AL FINAL DE LA SEGUNDA TEMPORADA

El hijo “atemporal” de Railly y Cole. Sí, como lo oyes. Por los efectos de una droga que toman para poder viajar en el tiempo, Railly queda embarazada en una línea temporal que será reescrita por Cole, pero a pesar de todo dará a luz al Testigo, el líder del ejército de los doce monos.

Netflix: ¿El fin de las series?

Partamos de una base: soy de los mayores beneficiados en la historia de la humanidad (Exageración andaluza modo #ON) por la aparición de Netflix. Piqué con lo del mes de prueba gratuito y desde entonces pago religiosamente todos los meses mi suscripción, y devoro series como si no hubiera un mañana. No voy a pasar a enumerar todas las ventajas que creo que ofrece esta plataforma, en más de una ocasión he discutido sobre ello y he aprendido que al final está en manos de cada uno utilizarla o seguir descargando.

Todo lo contrario, lo que voy a plantear es una idea que tuve el otro día haciendo una revisión de todas las nuevas series que nos trae, una cantidad bestial de series y películas de las que ya he hecho una preselección y que iré viendo conforme vaya teniendo tiempo. ¿Netflix supondrá el final de las series? Cuando hablo de Netflix me refiero a todos los servicios de video en streaming como Amazon Prime Video o HBO, pero me centraré en la primera por ser la que utilizo.

Os expongo cuál ha sido mi razonamiento. Como ya he dicho, este tipo de plataformas de video han sido agua de mayo para los aficionados a las series, especie que coge fuerza cada día que pasa. Por una cuota nada excesiva (a mi parecer) dispones de un amplio catálogo de series de todo tipo y de todas las épocas, muchas de ellas de estreno, con una gran ventaja para los “devora series” como yo: disponer de golpe de todos los capítulos de una temporada, y todas las temporadas de la serie (quizá esto último sea uno de los mayores “peros” de Netflix, pero es harina de otro costal). Te sientas, ves el piloto de narcos, y te tragas dos temporadas en menos de una semana (basado en hechos reales).

Y precisamente este es su mayor enemigo. Para un consumidor medio no es demasiado problema, si descubre una serie con cien capítulos tiene para tres meses. Pero seguramente este no es el público al que se enfocan las plataformas de video bajo demanda, sino al tipo de persona que visiona esos cien capítulos en menos de un mes. Y ese tipo de usuario necesita un flujo constante de series de calidad (hay cabida para pequeños placeres inconfesables, pero, bueno, son pequeños e inconfesables).

Y llegamos al punto en el que comenzábamos, esa revisión de nuevas series que nos trae Netflix y que podemos reducir a remakes, series basadas en películas, Marvel, y muchos encargos a productores de diferentes países como reclamo y publicidad en cada estado. Van Helsing, Daredevil, Jessica Jones, Marco Polo, Scream, Madres Forzosas, Abierto hasta el amanecer, Marco Polo One Hundred Eyes, Las cuatro estaciones de las Chicas Gilmore, Luke Cage, Black Mirror… En total, y es solo una muestra, once series creadas con una cantidad de imaginación muy pequeña.

Capítulo aparte están las producciones nacionales que Netflix utiliza para atraer clientes: Marseille desde Francia, 3% de Brasil, Hibana en Japón, la argentina Llámame Francisco, Club de Cuervos de México, e incluso Faudam venida directamente desde Israel.

¿Y a qué me llevó ver todo esto? A pensar que la necesidad de generar contenidos es despiadada. El año que entra en breve nos prometen más de mil horas de entretenimiento, más del doble de las que contiene el catálogo español este 2016. ¿Es viable mantener cierta calidad en todas esas producciones? Y recordemos que nos estamos centrando en una de las tres grandes plataformas de video en streaming que operan en España.

Recientemente leía que desde la aparición de la literatura se crean muchas más obras literarias que series, y que, a pesar de todo lo que podemos leer y de que “para gustos colores”, continuamente podemos hallar verdaderas joyas. En la denominada Época Dorada de las Series (#ranciofact) temo que las series sean un lobo para las series.

Espirituosas

Hoy os voy a hablar de una cosa que me ha parecido muy curiosa y que me ha llamado bastante la atención, a riesgo de pareceros un alcohólico.

Esta mañana leía la noticia de que HAFÞÓR JÚLÍUS BJÖRNSSON, el strongman famoso por su papel de La Montaña en Juego de Tronos ha sacado su propia marca de vodka: Mountain Vodka, con cuarenta grados de alcohol, destilada con agua de Islandia siete veces y sin gluten. Y no solo eso, sino que está preparando un ron llamado El toro, una ginebra denominada águila y un tequila que será conocido como el dragón.

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En este punto me he preguntado qué famosos tendrán sus propias bebidas alcohólicas, y he descubierto algunos datos que desconocía. Voy a dejar de lado todos los que tienen bodegas de vino, porque odio el vino y porque me parece más común, pero por citarlos y no dejarlos en el olvido estamos hablando de Carlos Sainz, Bob Dylan, Brangelina, Antonio Banderas, Iniesta, …

Pero vayamos al meollo de la cuestión. ¿Qué os gusta a vosotros? Porque si lo vuestro es el tequila debéis saber que Alex González, batería de Maná, comercializa Mala Vida, en su versión blanca y reposada, de cuarenta grados y un diseño espectacular. George Clooney tiene Casamigos a medias con el marido de Cindy Crawford, Justin Timberlake el 901, Puff Daddy el DeLeon, y hasta hace no mucho tiempo Carlos Santana era propietario de la compañía Casa Noble.

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Aunque parece que el tequila es el rey de las bebidas alcohólicas, el vodka no se queda atrás. Dan Aykroyd, el célebre Blue Brother, vende la Crystal Head, cuyo mayor atractivo es el diseño en forma de calavera de la botella (realizado por él mismo) y que llevo año teniendo en casa sin saber que era suya. El ex NBA Dennis Rodman llamó Bad Boy a la suya propia, Janet Jackson y su exmarido poseen una destilería de vodka, Motorhead vende uno bajo su mismo nombre, y de nuevo aparece Puff Daddy con Ciroc, una línea con diferentes sabores. Mención especial para Bruce Willis, el cual lo intentó con Sobieski, pero no le fue muy bien.

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No podemos dejar de lado una de las bebidas más populares del mundo: la cerveza, donde el rock&roll tiene el monopolio. La Destroyer de Kiss, la Bastards Lager de Motorhead, Rock or Bust de AC/DC (Que probaremos estas navidades), Bohemian Rhapsody de Queen, la Trooper de Iron Maiden (Deliciosa, una de las más fáciles de encontrar), e incluso la White House Honey Ale de Barack Obama o la Stone Farking Wheaton w00tStout del actor norteamericano Will Wheaton.

¿Eso es todo? Ni mucho menos, Jay Z y Ludacris se han sumergido en el mundo del Coñac con D´Ussé y Conjure respectivamente, Marilyn Manson vende la absenta Mansinthe, y el entrañable Danny De Vito posee un exquisito Limoncello artesanal.

A mí me apetece probar unas cuantas de ellas, ¿Y a vosotros?