Guia del Autoeditor Integaláctico (VI)

Creo que he dilatado demasiado en el tiempo la publicación de esta última entrega. La reservaba para un día un poco más señalado, pero el cuerpo me pide finiquitar esta etapa de mi vida publicando el último capítulo de esta Guía del Autoeditor Intergaláctico.

Capítulo 6: ¿Punto y…?

Creo que va siendo hora ya de pasar página. Jamás me imaginé cuando me embarqué en toda esta locura que no acabaría siendo simplemente eso: una locura. Y no, no hablo solo de estadísticas, donde he superado con creces todas las barreras que me había impuesto, hablo de sensaciones. Ver el libro publicado, toda la gente que se implicó conmigo en este maravilloso proyecto, las ventas y descargas, y todo lo que ha ido rodeando el proceso de promoción de Manifiesto: Booktrailer, presentaciones, firmas,….

Hoy me siento y lo miro todo desde otro punto de vista más calmado y proceso todo lo he vivido desde el día en que anuncié que publicaba una novela, desde el día en que salió a la venta, y me doy cuenta de que ha sido una experiencia insuperable que no cambiaría por nada del mundo. Soy tremendamente consciente de las limitaciones y fallos que ha habido, pero debo tomarlas como lecciones para el futuro.

Os hablaba de las estadísticas: Casi un centenar de seguidores en Facebook y una visibilidad potencial de más de mil personas, casi quinientos visitantes únicos en el blog y rozando las mil visitas, y habiendo superado con creces las expectativas de ventas, los números por primera vez en mi vida no me suponen un dolor de cabeza.

Pero no solo importan los números. Escuchar las críticas, tanto positivas como negativas de la novela, ver que soy capaz no solo de escribir una novela, sino de sacar adelante todo el proceso de edición, publicación y promoción, codearme con escritores de diversa reputación (desde indies hasta bestsellers), conseguir ganar un premio con un relato de mi puño y letra… las sensaciones de nuevo son maravillosas.

Y esto nos lleva al título del capítulo: ¿Punto y…? ¿Punto y final? ¿Seguido? ¿Aparte? ¿Punto y coma? Porque está claro que de momento, esto es un punto. Quiero convertirlo en un punto y aparte, mantener todo esto que he vivido como lo que ha sido, un sueño maravilloso que recordaré de por vida con más cariño dle que nadie pueda imaginar, y empezar a escribir un nuevo párrafo en mi vida literaria.

Hace un par de meses que he empezado a trabajar en mi segunda novela (de la cual por motivos evidentes todavía no voy a desvelar nada), donde estoy intentando aplicar todo lo aprendido y darle un cariz más profesional, donde he decidido probar otras vías de publicación una vez terminada. Por otra parte seguiré desahogando mi mente con relatos que os iré mostrando y presentando a concursos. Por último, el proyecto más interesante en el cual me encuentro ahora mismo inmerso y del cual me siento plenamente orgulloso: mi participación como asesor histórico en una novela de la cual, esta vez por motivos contractuales, no puedo avanzar más.

Siento que el camino que empecé a andar a finales de octubre del año pasado, un camino que había descubierto muchos años atrás y que no me había sentido capaz de realizar, llega a su fin. Pero el fin de este camino me muestra nuevos retos a los que enfrentarme. Reiterar por enésima vez mi más sincero agradecimiento a todos aquellos que me han acompañado en todo momento, os debo una y grande. Y para todo aquellos que me leais, en libro, ebook, facebook o por el blog, espero que sigamos manteniendo esta relación tan estupenda.

Guia del Autoeditor Intergaláctico (V)

Capítulo 5: La difícil vida del autoeditor

Hace tiempo veía este vídeo de Aldo Narejos donde explicaba los 20 oficios del músico 3.0. Guardando todas las distancias que deben guardarse entre un músico y un escritor, si le echáis un vistazo al video entenderéis mejor lo que contaré a continuación.

Un amigo me comentaba cuando terminé la novela que ya tenía la parte más complicada, escribir la novela, a lo que amargamente le tuve que contestar que no podía estar más equivocado. Una vez finalizada la novela tienes que corregir todos los posibles fallos y erratas de la novela, luego maquetarla, crear una cubierta lo más profesional posible para el libro, empezar a darte a conocer, moverte para promocionar el libro, hacer cuentas, organizar la(s) presentación(es) del libro, diseñar los carteles, seguir promocionando el libro…

Toda una odisea donde tuve que sumergirme de nuevo en internet para ir aprendiendo y descubriendo todo lo que necesitaba. Para editar el libro utilicé Adobe Indesign, programa que recomiendo encarecidamente si estáis acostumbrados a utilizar los programas de Adobe además de por poder encontrar diversas plantillas gratuitas por internet, al igual que para todo el tema gráfico hice uso de Photoshop, programa al que estoy bastante acostumbrado. Para el videobook recurrí a Sony Vegas, de nuevo por conocerlo de antemano, aunque en este caso, al igual que en los anteriores, recomiendo ir probando programas hasta que vayais encontrando los que mejor se adapten a vuestras necesidades.

Con todo, toda la parte «técnica» no era la más compleja. Exige mucho tiempo, pero siempre me ha gustado sentarme ante el ordenador y probar cosas nuevas. La peor parte, con mucho, es la de la promoción. Darte a conocer como escritor, dar a conocer la novela, saber venderla, o al menos que llegue a la mayor cantidad de gente posible, y todo sabiendo mantenerte en un equilibrado nivel entre constante y no ser pesado.

Tuve que aprender a superar mi miedo escénico, odio convertirme en el centr de atención, ponerme ante un montón de gente y empezar a hablar, y aún así sacamos adelante dos presentaciones de Manifiesto de manera, creo, bastante eficaz.

Si habéis visto el video del principio hasta el final podéis imaginar cómo acaba este quinto capítulo de la guía. A pesar de haber asumido en gran medida la mayor parte de la carga de trabajo, fundamentalmente por considerarlo un reto, todo este proceso hubiera sido imposible sin la ayuda de muchísima gente que ha estado a mi lado en todo momento. He recibido consejos, ayuda técnica, promoción, críticas… y lo más importante, apoyo en los momentos más delicados. Contar con una familia estupenda y un buen grupo de amigos lo facilita todo, y aunque he guardado algunos ases en la manga para futuros proyectos, sin toda esa gente no habría llegado tan lejos. Mil gracias de nuevo, jamás dejaré de agradecerlo porque sois tan parte de este sueño como la novela misma.

Y ya queda sólo un capítulo…. ¿Qué será, será?

Guia del Autoeditor Intergaláctico (IV)

Capítulo 4: Autoeditar o no autoeditar, he ahí la cuestión

Llevaría escrita media novela cuando me percaté de que realmente estaba siendo capaz de desarrollarla, y que la iba a terminar ¡por fin! Fue entonces cuand empecé a plantearme cuál debería ser el siguiente paso. Mi primera opción era la tradicional, enviar el manuscrito a diversas editoriales para ver si con alguna sonaba la flauta, y ante la premisa de que cualquier duda que tengas ya ha sido planteada y resuelta en internet, busqué consejos sobre cómo abordar esta cuestión de la mejor manera posible. Y sí, encontré muchas y buenas ideas: listados de editoriales, sus principales géneros de edición, cuáles recibían manuscritos digitales y cuáles físicos,… Pero también empecé a leer opiniones muy negativas. No voy a centrarme demasiado en este asunto porque son experiencias personales de diversos autores que no voy a valorar al no ser mías, tan solo comentar que lanzaban toda una serie de planteamientos que empezarón a sembrar la duda en mí ¿Realmente era el método que buscaba? ¿Era lo que yo necesitaba? De forma resumida no encajaban en mis planes los métodos y condiciones que suelen utilizar, el tema de precios, royalties, contratos, derechos,…

De forma paralela empezaba a conocer un nuevo método de autoedición creado por Amazon y una empresa subsidiaria suya, Createspace. Para todo aquel que quiera más información sobre estos temas puedo pasarle las direcciones de las principales páginas de donde tomé inspiración y ayuda, seguramente algún día haga alguna recopilación de todos estos sitios para todo aquel que pueda necesitarlos, pero ahora prefiero centrarme en el proceso que seguí. Lo que más me llamaba la atención de este sistema era la posibilidad de controlar de forma completa todo el proceso de publicación con la ayuda de una de las mayores empresas de Internet, con un aliciente añadido: la posibilidad de ver publicada la novela en un periodo de tiempo relativamente rápido. El problema era que los beneficios también eran el mayor hándicap, el tener que encargarme de todo.

Dejé todo esto aparcado en un rincón de mi mente y le fui dando vueltas mientras seguía adelante con Manifiesto. ¿Lo intentaba con la opción editorial o me arriesgaba a convertirme en mi propio editor? Diariamente leía nuevas opiniones y experiencias y poco a poco la respuesta se iba formando en mi mente: quería autoeditar. He de reconocer que en esta decisión tuvo mucho que ver mi naturaleza impaciente. Había tenido esa novela en la cabeza durante 6 años, finalmente había sido capaz de escribirla y la posibilidad de verla publicada rápidamente me llamaba mucho la atención. Recopilé toda la información que necesitaba para poner ese proyecto en marcha y me puse manos a la obra mientras corregía la novela.

Atentos al próximo capítulo, el penúltimo, en el que os hablaré de todo el proceso de creación de Manifiesto más allá de las palabras, sin duda lo más complicado de todo.

Guía del Autoeditor Galáctico (III)

Mil perdones por haber tardado tanto en actualizar, he estado un poco liado con todos los preparativos de la presentación de Manifiesto y se me ha ido el santo al cielo. Antes de volver con la Guía del Autoeditor Intergaláctico, que os recuerdo que dejamos en mi primer intento de redactar la novela, os recuerdo que nos vemos este día 3 de abril a las 19:00 en el café-librería «El dinosaurio todavía estaba allí…» de la calle lavapiés.

Capítulo 3: Un reto que tornó en sueño.

En aquel primer intento de escribir la novela quedó en mí un sabor agridulce. Me encantaba escribir y me apasionaba la idea de escribir un libro, pero quizá el llevar tanto tiempo con los relatos cortos o mi mente cuadriculada y esquemática me lo habían impedido. Durante los seis años que pasaron hasta que finalmente pude terminarla era una espinita que tenía clavada y que era incapaz de borrar de mi mente, con una barrera invisible que me había autoimpuesto, una teórica incapacidad por mi parte de escribir más de diez páginas seguidas.

Mientras tanto el tiempo había ido pasando: terminé la carrera, me independicé, encontré un trabajo que nos diera de comer y aportara un techo,… Hasta que me casé. No voy a hacer aquí una disertación sobre el matrimonio o su significado para mí, no creo que sea el lugar, pero sí diré que me lo tomé como un punto de inflexión. Quería que casarme fuera un punto y aparte en mi vida, no sólo personal sino a todos los niveles. Mi intención era aprovechar el permiso que tenía en el trabajo por la boda para que mi vida tomara un rumbo diferente. El día de antes del enlace recuerdo que un amigo me dijo: «Algún día deberías escribir una novela». Y aquella frase fue guardada en mi subconsciente de manera involuntaria. Nos casamos y me puse manos a la obra en tomar las riendas de mi vida, que sentía desbocada, pero los mismos impedimentos que había tenido con anterioridad se reproducían. Poco a poco la voz que me decía «Vamos, busca trabajo, haz algo diferente» se fue apagando, y la voz de mi amigo diciéndome que escribiera un libro cada vez sonaba más alta.

Un buen día me senté y me dije que había llegado el momento de retomar aquel proyecto y ser capaz de superarlo, que dejara de ser algo en mis lista de cosas pendientes, así que cogí el Manifiesto tal y como lo había escrito aquella primera vez, deseché aquellas tres páginas del primer capítulo inconcluso, y comencé de nuevo con un único objetivo: ser capaz de escribir la novela al completo. Y mira tú por donde que fui capaz. Todos los días dedicaba varias horas a escribir la novela, hasta el punto que muchas de las veces perdía la noción del tiempo y éste se me echaba encima.

Viendo que iba por buen camino, que podía terminarla, empecé a pensar en que no sería mala idea enviarla a editoriales una vez escrita, y empecé a buscar por internet ideas y consejos sobre cómo hacerlo. Pero los caminos de la red son inescrutables, y descrubrí algo que cambiaría mi concepción por completo del proceso que estaba viviendo, un nuevo método de autoedición, aunque eso queda ya para el siguiente capítulo donde voy a ir dejando ya de lado la parte más personal de todo este viaje y comenzaré con las partes más técnicas.

La Guía del Autoeditor Intergaláctico(I)

Como ya comenté hace tiempo tengo la intención de convertir esto en más que una mera plataforma de promoción de Manifiesto y que poco a poco sea un verdadero blog. Desde que anuncié la publicación de mi novela hay una serie de preguntas que siempre me repiten, así que he decidido parafrasear el título de cierta obra de ciencia ficción para contaros de forma íntegra cómo se fraguó Manifiesto. Tranquilos, se trata de algo más que un simple ejercicio de hedonismo, intentaré despejar las dudas que surgen en torno a la novela, su creación y desarrollo, y que sirva de ayuda para todos aquellos que algún día se planteen escribir un libro o autoeditarlo. Espero que sea de vuestro agrado, y como siempre, empecemos por el principio.

Capítulo 1: Las letras y yo

Mi relación con la literatura siempre ha sido muy estrecha. Tuve la suerte de nacer en una casa donde mis padres profesaban un gran amor por los libros. Crecí rodeado de (literalmente) miles de libros, junto a la cocina, colocados en varias decenas de estanterías de madera que contenían desde literatura clásica a las últimas novedades. Siempre digo que si de pequeño pedía un videojuego se escuchaba llover, pero si pedía un libro me regalaban toda la colección, algo que no he sabido valorar hasta mucho tiempo después. Cuando íbamos de vacaciones a Torremolinos, una parada obligatoria era la tienda de libros usados de la Calle San Miguel, donde siempre me perdía en la sección juvenil/infantil decidiendo qué libro de «Elige tu propia aventura» quería devorar. Como podréis comprender eso me convirtió en un loco de la lectura desde bien pequeño. Desde que tengo uso de memoria mis padres siempre han tenido una novela a mano, costumbre que he heredado. La fortuna me llevó a enamorarme de otra loca de la literatura, así que cuando nos independizamos, de la primeras cosas que hicimos en nuestro hogar fue crear nuestra propia biblioteca.

¿Y en qué momento me picó el gusanillo de la escritura? Mi primer intento como escritor se remonta al colegio. Mi memoria es muy pobre, pero lo puedo fechar entre 5º o 6º de EGB. Recuerdo que mi hermana había inventado algo muy chulo, la novela-musical. Escribió en una libreta, a mano, un libro con indicaciones de en qué momento debían ser escuchadas determinadas canciones que tenía grabadas en un cassette. La idea de cautivó, al menos la parte escrita, así que escribí mi primera obra: «La cazadora de Indiana Jones», una especie de relato-plagio de la famosa saga cinematográfica que seguramente todavía esté en mi casa, protagonizada por la hermana del aventurero. Pasó el tiempo, y ya en plena adolescencia, llegó mi segundo despertar como escritor. Con 13 años era un adolescente enamoradizo y autodestructivo, supongo que si hubiera nacido más tarde habría acabado siendo EMO. Ante mis perpetuas quejas y llantos mi amigo Alfonso me recomendó la poesía como método de desahogo. Así fue como me convertí en poeta, desciplina que desarrollé durante muchos años, llegando a llevar un blog de poesía junto al mismo amigo que me había introducido en ella Peligro: Versos sueltos. Con el tiempo descubrí que mi única inspiración para escribir versos era la pena, con lo que poco a poco dejé de escribirla para empezar con los relatos, porque durante todo el proceso que os acabo de describir había descubierto toda una pasión, la escritura.